Hoy llueve de nuevo, mas no es igual. Hoy siento tanto dolor en mis huesos como en mi corazón; o quizás sea al revés. Dicen algunos poetas que las tardes lluviosas son melancólicas- Quizás sea eso. Tal vez es solo esta idea de no volver a verte que me hace regurgitar la tristeza que vagamente digerí. Apenas te quise, es cierto. Fuiste siempre la contradicción en mi vida. De dejarte a un lado por otro cuerpo aprendí que tú si me has querido bien. Como la primavera quiere a su última flor y la abandona como me abandonas vos. Y acaso sin amarte así, yo voy a morir a ti como los ríos van a morir al mar inevitablemente.
Te he pensado tan fuertemente que me he lastimado la razón. La palabra remordimiento apenas me permite caminar. La percepción de locura en la solidad es infinita, inigualable. Y me tortura sin saber que existo y me acompaña sin saber a donde voy. Sin conocer la palabra destino.
Esta lluvia me hace tan débil que no he podido evitar que las gotas sigan por mera coincidencia sobre mis mejillas. La sangre en mis labios delata el tormento que he debido sufrir; recordando uno de esos primeros besos bajo el agua bendita de mayo. Quizás debí haber fingido un suspiro para no perderte. Tal vez hubiera bastado una razón para que no te fueras.
Yo he sido tan orgulloso como el mar que erosiona las rocas que besa en cada ola mas se retira para contemplar su obra en la mañana -cargado de arrepentimiento. Mis manos: las mayores pecadoras.
Dicen que las tardes lluviosas son melancólicas. Y yo, más melancólico que tus recuerdos moribundos, desando los pasares de esta vida buscándote en reversa.
Te encontraré…
-Joel Poe
Todos los derechos reservados ©Joel Poe 2019